- ¡Lukas, frena! -oigo desde atrás. Alex ha saltado hacia delante y señala al frente.
- ¡Mierda! -exclama Lukas, dando un frenazo. Nos agarramos al asiento, incluso Mishel parece haberse sobresaltado. Frente a nosotros, en medio del camino, hay alguien haciéndonos señas para que paremos.
- Joder, ha aparecido de la nada -dice Lukas, recuperando el aliento. Es una mujer, parece asustada. Alex abre la puerta de atrás pero le ordeno que se esté quieta.
- Espera, hay que asegurarse de que esto no es una trampa.
Ella se queda en silencio un segundo.
- Lo siento, no lo pensé.
- Tranquila -le digo-. Veamos qué tenemos aquí.
Bajo la ventanilla y apunto a la mujer con una de las pistolas que hemos cogido a los militares muertos. Ella parece asustarse y levanta las manos.
- Por favor... -suplica-. Necesito ayuda...
Está empezando a llorar. No me convence, podría estar mintiendo.
- ¿Quién eres? -pregunto.
- Me llamo Sophie -dice entre sollozos-. Necesito ayuda, por favor. Mi compañero está herido y no puedo llevarlo al pueblo sola.
- ¿Dónde está tu compañero?
- En el bosque, por allí -señala a la arboleda que queda a nuestra izquierda-. No está lejos, pero no puede caminar... No puedo llevarlo al pueblo sola, no llegaremos antes de que anochezca.
- ¿Qué le ha pasado?
- Se ha caído cuando estaba subido a un árbol -explica ella, parece desesperada-. Había puesto una trampa y vimos un pájaro atrapado, así que subió a por él... pero una de las ramas se quebró y cayó al suelo. Se ha caído otras veces pero nunca se había hecho daño. Creo que se ha roto algo... Por favor, ayudadme...
Veo que Isaac vacila ante las explicaciones de la mujer. Es normal que desconfíe de ella, después de lo que acabamos de pasar en los últimos días. No sé muy bien qué hacer, pero hay algo en lo que ha dicho que me intriga.
- Isaac, pregúntale por qué quiere ir al pueblo -sugiero en voz baja. Isaac asiente con la cabeza.
- ¿Por qué quieres llevarlo al pueblo? -pregunta-. ¿Qué hay allí?
Ella duda un momento, probablemente tenga las mismas reservas hacia nosotros. Sin embargo, al final parece decidirse.
- Allí hay... bueno, más personas, viven allí. Son buena gente. Ayudadme y... y os llevaré conmigo a Cornwell, a un lugar seguro.
Una oferta tentadora, sin duda. ¿Qué vamos a hacer? Isaac sigue sin estar seguro.
- ¿A qué distancia está tu amigo?
- No lo sé... unos diez minutos andando en esa dirección.
Nuestro silencio parece ponerla nerviosa.
- Por favor... no voy armada, mirad, esto es lo único que tengo -saca un pequeño cuchillo del bolsillo lateral del pantalón y lo pone en el suelo-. Estamos solos, no hay nadie más por aquí, al menos no de los nuestros.
Isaac no dice nada, pero sale del coche todavía con el arma en alto.
- Alex, coge un arma y ven conmigo -dice sin mirarme, con la vista fija en la mujer-. Si hay alguien herido te necesitaremos. Lukas, mantén el coche en marcha y ten a mano una pistola. Si oyes disparos, vuelve por donde hemos venido.
Nos acercamos a... Sophie, creo que se llama, que hace un esfuerzo por dejar de llorar. Tiene la piel oscura y el pelo rizado, y sus ojos enormes miran angustiados la pistola que Isaac apunta hacia ella, pero él no cambia la expresión.
- Tú vas delante -le dice secamente-, si pasa algo raro, no dudaré en disparar.
Sophie coge aire y asiente.
- Gracias -dice, antes de darse la vuelta y echar a andar. La seguimos en silencio.
Caminamos durante unos diez minutos, tal como ella había dicho. No pasa nada durante este tiempo, no vemos a nadie, tampoco a ningún zombi. Empiezo a pensar que dice la verdad, aunque Isaac no baja la guardia y mantiene a Sophie encañonada. Al cabo de un rato, la mujer se detiene y señala hacia el frente. Hay un hombre tendido en el suelo. Nos acercamos despacio.
- Arthur, he conseguido ayuda -dice ella con dulzura.
- Gracias a Dios -murmura el hombre. Luego, Sophie se vuelve hacia nosotros y nos lanza una mirada suplicante.
Isaac la hace venir hasta nosotros y coloca el cañón de la pistola en su espalda, luego me hace un gesto con la cabeza.
- Su turno, doctora Sky.
Me acerco en silencio al hombre, siento la mirada de Sophie clavada en la nuca. No sé si confiar en ella, no sé si confiar en nadie, nunca me había sentido tan perdida, así que dejo esa decisión en manos de Isaac. Aunque se haya vuelto un poco... extraño, me ha salvado la vida veces suficientes como para concederle ese honor. Decido hacer lo que sé hacer.
- ¿Cómo se llama? -le pregunto al hombre al tiempo que me arrodillo a su lado.
- Arthur.
- ¿Qué le ha pasado, Arthur?
- Me he caído, me he caído del árbol. Había puesto una trampa y cuando subí a por el pájaro... No sé qué pasó, estaba en el árbol y luego estaba en el suelo. Me duele el pecho...
- ¿Dónde te duele exactamente?
Señala con un gesto amplio la parte derecha del tórax. Me inclino sobre él y levanto suavemente su camisa.
- Echaré un vistazo.
Arthur es un hombre poco corpulento, pero parece fuerte. Se le debe dar bien trepar a los árboles y moverse entre las ramas. Palpo las costillas y él se queja un poco.
- ¿Puede respirar bien?
- No... no muy bien. Me duele mucho.
- Mmhh... creo que podría tener alguna costilla rota.
- ¿Rota? Oh, Dios, ¿qué vamos a hacer? -dice Sophie desde atrás. Le tiembla la voz.
- Has dicho que había más personas en el pueblo -respondo, dándome la vuelta. Arthur, a mi lado, trata de moverse.
- ¿Qué coño has hecho, Sophie? ¿Para qué se lo has dicho?
Ella vuelve a llorar. Creo que me recuerda a alguien.
- ¡Para que vinieran a ayudarte! ¿Qué esperabas que hiciera?
- ¡Pero si te está apuntando con una...! -se corta a mitad de la frase con una mueca de dolor. Le digo que se esté quieto.
- Arthur, hemos venido a ayudarle -intento tranquilizarle-. Tenemos un coche para llevarlo hasta Cornwell. Nosotros también hemos sufrido mucho, sólo queremos descansar en un lugar seguro.
Él cierra los ojos y trata de respirar profundamente, pero un pinchazo de dolor le desdibuja la expresión.
- Lo siento... lo siento Sophie. Me duele mucho. Estoy nervioso, por favor no me lo tengas en cuenta.
Cruzo una mirada con Isaac. Se acerca a mí, todavía sin bajar la guardia, todavía sin despegar la mirada de Sophie pero manteniendo a la vez controlado a Arthur. Aún así, ayuda a Arthur a ponerse de pie y prácticamente carga con él de vuelta al vehículo. Lukas nos observa llegar, entre sorprendido y aliviado, per rápidamente baja del coche para ayudar. Mishel se queda en el asiento, con la mirada perdida. Me preocuparé de ella después, ahora partimos hacia Cornwell.
- ¡Mierda! -exclama Lukas, dando un frenazo. Nos agarramos al asiento, incluso Mishel parece haberse sobresaltado. Frente a nosotros, en medio del camino, hay alguien haciéndonos señas para que paremos.
- Joder, ha aparecido de la nada -dice Lukas, recuperando el aliento. Es una mujer, parece asustada. Alex abre la puerta de atrás pero le ordeno que se esté quieta.
- Espera, hay que asegurarse de que esto no es una trampa.
Ella se queda en silencio un segundo.
- Lo siento, no lo pensé.
- Tranquila -le digo-. Veamos qué tenemos aquí.
Bajo la ventanilla y apunto a la mujer con una de las pistolas que hemos cogido a los militares muertos. Ella parece asustarse y levanta las manos.
- Por favor... -suplica-. Necesito ayuda...
Está empezando a llorar. No me convence, podría estar mintiendo.
- ¿Quién eres? -pregunto.
- Me llamo Sophie -dice entre sollozos-. Necesito ayuda, por favor. Mi compañero está herido y no puedo llevarlo al pueblo sola.
- ¿Dónde está tu compañero?
- En el bosque, por allí -señala a la arboleda que queda a nuestra izquierda-. No está lejos, pero no puede caminar... No puedo llevarlo al pueblo sola, no llegaremos antes de que anochezca.
- ¿Qué le ha pasado?
- Se ha caído cuando estaba subido a un árbol -explica ella, parece desesperada-. Había puesto una trampa y vimos un pájaro atrapado, así que subió a por él... pero una de las ramas se quebró y cayó al suelo. Se ha caído otras veces pero nunca se había hecho daño. Creo que se ha roto algo... Por favor, ayudadme...
Veo que Isaac vacila ante las explicaciones de la mujer. Es normal que desconfíe de ella, después de lo que acabamos de pasar en los últimos días. No sé muy bien qué hacer, pero hay algo en lo que ha dicho que me intriga.
- Isaac, pregúntale por qué quiere ir al pueblo -sugiero en voz baja. Isaac asiente con la cabeza.
- ¿Por qué quieres llevarlo al pueblo? -pregunta-. ¿Qué hay allí?
Ella duda un momento, probablemente tenga las mismas reservas hacia nosotros. Sin embargo, al final parece decidirse.
- Allí hay... bueno, más personas, viven allí. Son buena gente. Ayudadme y... y os llevaré conmigo a Cornwell, a un lugar seguro.
Una oferta tentadora, sin duda. ¿Qué vamos a hacer? Isaac sigue sin estar seguro.
- ¿A qué distancia está tu amigo?
- No lo sé... unos diez minutos andando en esa dirección.
Nuestro silencio parece ponerla nerviosa.
- Por favor... no voy armada, mirad, esto es lo único que tengo -saca un pequeño cuchillo del bolsillo lateral del pantalón y lo pone en el suelo-. Estamos solos, no hay nadie más por aquí, al menos no de los nuestros.
Isaac no dice nada, pero sale del coche todavía con el arma en alto.
- Alex, coge un arma y ven conmigo -dice sin mirarme, con la vista fija en la mujer-. Si hay alguien herido te necesitaremos. Lukas, mantén el coche en marcha y ten a mano una pistola. Si oyes disparos, vuelve por donde hemos venido.
Nos acercamos a... Sophie, creo que se llama, que hace un esfuerzo por dejar de llorar. Tiene la piel oscura y el pelo rizado, y sus ojos enormes miran angustiados la pistola que Isaac apunta hacia ella, pero él no cambia la expresión.
- Tú vas delante -le dice secamente-, si pasa algo raro, no dudaré en disparar.
Sophie coge aire y asiente.
- Gracias -dice, antes de darse la vuelta y echar a andar. La seguimos en silencio.
Caminamos durante unos diez minutos, tal como ella había dicho. No pasa nada durante este tiempo, no vemos a nadie, tampoco a ningún zombi. Empiezo a pensar que dice la verdad, aunque Isaac no baja la guardia y mantiene a Sophie encañonada. Al cabo de un rato, la mujer se detiene y señala hacia el frente. Hay un hombre tendido en el suelo. Nos acercamos despacio.
- Arthur, he conseguido ayuda -dice ella con dulzura.
- Gracias a Dios -murmura el hombre. Luego, Sophie se vuelve hacia nosotros y nos lanza una mirada suplicante.
Isaac la hace venir hasta nosotros y coloca el cañón de la pistola en su espalda, luego me hace un gesto con la cabeza.
- Su turno, doctora Sky.
Me acerco en silencio al hombre, siento la mirada de Sophie clavada en la nuca. No sé si confiar en ella, no sé si confiar en nadie, nunca me había sentido tan perdida, así que dejo esa decisión en manos de Isaac. Aunque se haya vuelto un poco... extraño, me ha salvado la vida veces suficientes como para concederle ese honor. Decido hacer lo que sé hacer.
- ¿Cómo se llama? -le pregunto al hombre al tiempo que me arrodillo a su lado.
- Arthur.
- ¿Qué le ha pasado, Arthur?
- Me he caído, me he caído del árbol. Había puesto una trampa y cuando subí a por el pájaro... No sé qué pasó, estaba en el árbol y luego estaba en el suelo. Me duele el pecho...
- ¿Dónde te duele exactamente?
Señala con un gesto amplio la parte derecha del tórax. Me inclino sobre él y levanto suavemente su camisa.
- Echaré un vistazo.
Arthur es un hombre poco corpulento, pero parece fuerte. Se le debe dar bien trepar a los árboles y moverse entre las ramas. Palpo las costillas y él se queja un poco.
- ¿Puede respirar bien?
- No... no muy bien. Me duele mucho.
- Mmhh... creo que podría tener alguna costilla rota.
- ¿Rota? Oh, Dios, ¿qué vamos a hacer? -dice Sophie desde atrás. Le tiembla la voz.
- Has dicho que había más personas en el pueblo -respondo, dándome la vuelta. Arthur, a mi lado, trata de moverse.
- ¿Qué coño has hecho, Sophie? ¿Para qué se lo has dicho?
Ella vuelve a llorar. Creo que me recuerda a alguien.
- ¡Para que vinieran a ayudarte! ¿Qué esperabas que hiciera?
- ¡Pero si te está apuntando con una...! -se corta a mitad de la frase con una mueca de dolor. Le digo que se esté quieto.
- Arthur, hemos venido a ayudarle -intento tranquilizarle-. Tenemos un coche para llevarlo hasta Cornwell. Nosotros también hemos sufrido mucho, sólo queremos descansar en un lugar seguro.
Él cierra los ojos y trata de respirar profundamente, pero un pinchazo de dolor le desdibuja la expresión.
- Lo siento... lo siento Sophie. Me duele mucho. Estoy nervioso, por favor no me lo tengas en cuenta.
Cruzo una mirada con Isaac. Se acerca a mí, todavía sin bajar la guardia, todavía sin despegar la mirada de Sophie pero manteniendo a la vez controlado a Arthur. Aún así, ayuda a Arthur a ponerse de pie y prácticamente carga con él de vuelta al vehículo. Lukas nos observa llegar, entre sorprendido y aliviado, per rápidamente baja del coche para ayudar. Mishel se queda en el asiento, con la mirada perdida. Me preocuparé de ella después, ahora partimos hacia Cornwell.
Bien como siempre.
ResponderEliminarVeremos a ver si ahora Sophie y Arthur ayudan o son más un estorbo... Tensión, me encanta... xD
ResponderEliminarA ver como será el pueblo...Purgatorio sigue presente en sus cabezas.
ResponderEliminarQuería tener un rato de tranquilidad para retomar las aventuras de este peculiar grupo. Me alegro mucho de que el nivel siga manteniendo la intriga, desde las primeras pinceladas de este segundo volumen =).
ResponderEliminarBienvenidos de vuelta =D
Gracias Er! Me alegro mucho de verte otra vez por aquí. Espero estar a la altura :)
ResponderEliminarHe estado investigando y me gusta el escenario de esta nueva entrega... aunque la gente de los pueblos pequeños es desconfiada y pueden llegar a tener mucha mala leche(lo sé porque soy de uno)...
ResponderEliminar