jueves, 29 de abril de 2010

Desde la distancia

Es curioso como el horror se convierte en algo cotidiano. Tal vez mi nueva condición, que todavía no he podido determinar, tenga algo que ver con ello, o quizá sea porque cuando uno vive en el infierno necesita volverse insensible a las atrocidades que tiene que soportar. 
Me quedo observando unos instantes la carne que se descongela lentamente en el fregadero. Cuando he llegado, en la casa todavía había electricidad, así que he sacado de la nevera y el congelador todo lo que no se había echado a perder. Ha sido una suerte encontrar varios pedazos de carne de ternera en perfecto estado. Siento que empiezo a salivar, el hambre me retuerce las entrañas... pero intentaré esperar un poco más o me destrozaré las encías con el hielo.
No había nadie en la casa cuando llegué esta madrugada. Por la forma en que lo he encontrado todo, los habitantes no llegaron siquiera a huir. Creo que ni siquiera estaban aquí cuando se desató el caos, y que nunca volvieron. A mí me da igual, he intentado mantenerme lejos de cualquier contacto humano, hace días que sólo trato con los despojos que, de vez en cuando, deciden atacarme en un inconsciente acto suicida. Llevo tiempo sin escuchar otra voz que sus lúgubres lamentos... y creo que es lo mejor. Durante algunos días seguí el rastro de mis antiguos compañeros, pero me detuve al toparme con una barricada de escombros. Ahora ellos están con otros supervivientes que pueden protegerlos, en lugar de conmigo... que sólo podría hacerles daño. Recordarlos me hace dibujar una sonrisa triste. Tal vez algún día pueda reunirme con ellos. Por el momento, me contento con observar sus movimientos en la distancia. Desde aquí puedo ver el recinto donde se encuentran, una pequeña plaza fortificada presidida por una majestuosa iglesia; aunque no alcanzo a ver los detalles se adivina una gran actividad en su interior. Algunos despojos se acercan, los vigilantes acaban con ellos con rapidez. De vez en cuando creo entrever la silueta de Sam caminando a grandes zancadas, o a Mishel correteando de un lado a otro. A la que no veo desde hace unos días es a Alex... confío en que esté bien. 


Me acerco de nuevo al fregadero, ya no puedo aguantar más. La carne sigue medio congelada cuando la devoro con desesperación, pero me da igual. Después de todo, no es más que un burdo sucedáneo de lo que mi cuerpo está realmente pidiendo.

8 comentarios:

  1. Mmmm, interesante. Sabia yo que Isaac no los podia abandonar.

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  2. Qué dices! Yo creo que es más como Homer Simpson delante de la pecera de langostas, pensando a cuál se llevará a casa para comer XD.

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  3. Parece que Isaac sigue experimentando la pérdida de su humanidad; me gusta mucho esta vertiente de la historia y creo que es un filón que puede dar bastante de sí. Me he quedado con ganas de que fuera más extenso. Habrá que esperar supongo. Parece que poco a poco todo va confluyendo hacia otro climax de la historia de todas formas.

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  4. Ya me imaginaba a Isaac asaltando el recinto durante la noche buscando a sus amigos en mitad de un arrebato de celos... xD

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  5. ¡¡YYYY!! Transformación. Así sabremos que piensa, que ve, que intuye alguien entre dos mundos. Impecable como está escrito.

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  6. Estamos viendo, efectivamente, a un ser que se encuentra entre dos estados tan distintos que el conflicto es inherente a su condición. Como habéis dicho, habrá que esperar a ver cómo evoluciona.

    Muchas gracias por vuestros comentarios, con lectores así, da gusto escribir!! ^^

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  7. Tiene que reunirse con ellos!! o acabará perdierdo toda su humanidad y se los merendará. Creo que Isaac va a ser el gran salvador cuando la burbuja del Purgatorio estalle...
    Muy bueno, pero muy corto.
    Un abrazo!

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  8. Ahora si termine de leer todo. Muy buena historia, y la manera de ser relatada se acopla perfectamente a la tension y horror q viven los personajes. Esperando la siguiente entrada con ansias

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