viernes, 12 de marzo de 2010

El Purgatorio

Al volver con los demás, ninguno de los dos dice nada. He examinado a la chica enferma, Ness, pero no puedo hacer mucho por ella. Le he dado a Lukas los medicamentos que creo que pueden ayudarla, pero sólo servirán para aliviar los síntomas un poco: ibuprofeno para la fiebre, aspirina para evitar que la sangre se coagule demasiado. Es cierto que ha durado mucho tiempo, quizá por alguna razón su cuerpo sea capaz de luchar contra la infección, pero a mí me ha parecido bastante debilitada y no quiero dar falsas esperanzas. Es muy posible que esa supervivencia se deba a algo que Lukas no me ha contado, aunque no he conseguido sacarle nada más a parte de la historia que no deja de repetir, aprendida de carrerilla.

En el camino hacia la iglesia tengo tiempo de fijarme en los alrededores. Habrán tenido que trabajar sin descanso para levantar esas barricadas en tan poco tiempo y sin apenas medios, pero da la impresión de que han hecho un buen trabajo. El lugar parece despejado y seguro.
Lukas me cuenta que la casa donde está la chica es la zona de cuarentena, donde se encierra a cualquiera que tiene síntomas de infección hasta que mejora, o hasta que muere. Ahora mismo, allí sólo está Ness. Hubo un par de personas más, pero ambos acabaron con un disparo en la cabeza después de morir y reanimarse.
- Hay unas treinta o cuarenta personas aquí refugiadas -me explica-, además de El Orador y sus hombres.
- ¿Quiénes?
- Son esos tíos que ves por ahí desperdigados, vigilando las barricadas, la cuarentena o la iglesia. Son los que manejan las cosas por aquí, ya sabes, los que organizan todo. Empezaron a montar este refugio y la gente ha ido llegando desde diferentes partes de la ciudad. Se hacen llamar guardianes...
- Y El Orador, ¿quién es?
Lukas ralentiza un poco el paso, estamos a punto de llegar a la iglesia.
- Es el que controla todo esto -dice, abriendo el portón del templo para dejarme pasar-. No tardarás en conocerlo.

Dentro de la iglesia se nota el ambiente más fresco que en el exterior. Veo pequeños grupos de personas ocupando las naves laterales, el pasillo central ha sido despejado de bancos y es ahora el espacio por el que desfilan un par de hombres armados, probablemente los "guardianes" de los que me ha hablado Lukas. El altar, sin embargo, sigue intacto, presidiendo la estancia desde lo alto de una tarima. Encuentro a Sam y Mishel sentados en el suelo, cerca de la puerta que está al otro lado. Al verme, Sam se pone de pie rápidamente y corre hacia mí. Mishel lo sigue con desgana. Lukas se marcha de nuevo a su puesto de vigilante, y yo les cuento a mis compañeros lo que he visto en la cuarentena. Al poco, uno de los guardianes se acerca al grupo.
- Me han informado de que acabáis de llegar -dice, una especie de rifle descansa en sus manos-. Nadie puede permanecer aquí si El Orador no lo aprueba.
- ¿Y qué tenemos que hacer para que lo apruebe? -pregunta Sam.
- Venid conmigo -responde el hombre, comenzando a andar en dirección al altar. Este lugar empieza a inquietarme, pero por el momento, es lo mejor que tenemos.

En la parte de atrás del altar hay una puerta que conduce a una pequeña sacristía. De ahí, sale un pasillo que llega hasta un despacho, subiendo un pequeño tramo de escaleras. Probablemente es el lugar donde solía haber un sacerdote hasta hace poco. El hombre que está sentado detrás del escritorio, sin embargo, no tiene aspecto de cura.
- Así que vosotros sois los recién llegados -dice con voz pausada, reclinándose en el sillón-. Pasad, por favor.
A primera vista parece un tipo corriente, un hombre poco corpulento con el cabello canoso y una barba blanca que lo hace parecer mayor de lo que en realidad es. Los ojos, sin embargo, sí llaman la atención: son grises, como de ceniza. Una vez entramos en la habitación, sonríe abiertamente.
- Dejad que me presente. Por aquí me llaman El Orador. Y vosotros sois...
- Sam Wilkins -responde rápidamente Sam-. Mis compañeras, Mishel y Alexandra.
El Orador asiente, sin perder su sonrisa.
- Supongo que habéis visto lo que hemos construido aquí -explica-. Un pequeño reducto a salvo del caos que se vive en el exterior. Son muchos los que han buscado refugio entre nuestros muros. ¿Es vuestro caso?
Dudamos un instante antes de responder.
- Sí -dice Sam-. Necesitamos un lugar donde pasar la noche, antes de proseguir nuestro camino...
El hombre ladea la cabeza, observando cada uno de nuestros movimientos.
- Podéis permanecer aquí el tiempo que consideréis oportuno, siempre que cumpláis unas sencillas reglas: obedecer a la autoridad, colaborar en el mantenimiento del refugio, y no crear problemas. Mis hombres y yo levantamos esto, y lo hemos estado organizando y defendiendo durante estas semanas. Salta a la vista que hemos hecho un buen trabajo. Por tanto, quien quiera permanecer aquí debe amoldarse a nuestras normas.
Nos miramos entre nosotros un momento aunque, la verdad, no hay mucho que discutir.
- Está bien -responde Sam en nombre de todos. El Orador sonríe de nuevo.
- En ese caso, bienvenidos a El Purgatorio.
- ¿El Purgatorio?
El Orador ríe, como si hubiésemos preguntado algo demasiado obvio.
- Bueno, el infierno está ahí fuera, y yo diría que el cielo queda demasiado lejos.

5 comentarios:

  1. A mí esto me huele a secta pero de calle...

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  2. Bueno, yo no voy a decir nada... Podéis sacar vuestras propias conclusiones. Dentro de poco, todos saldremos de dudas ^^

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  3. me e leido toda el blog hoy jeje es muy bueno, el unico inconveniente que veo es el que e dicho antes, los zombies tendrian que satisfacer sus instintos a cualquier hora del dia, como "animales" que son. si hay mas blogs asi avisadme porfavor! Un saludo a todos. Manu

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  4. Hola Manu! Me alegro de que te haya gustado nuestra historia :)

    Lo que dices de los zombies tiene su lógica, pero de todos modos, lo que ocurre aquí no es que los zombies no se alimenten durante las horas de sol, sino que están más atontados. Los zombies tienen sus ciclos diarios igual que otros animales, y están más activos cuando hay menos luz. Posiblemente más adelante sabremos por qué.

    Si buscas blogs similares, puedes echar un vistazo a los que tenemos enlazados en la barra lateral. También, en Amanecer Zombie han hecho algunos posts que recopilan relatos del género por internet, así que allí encontrarás varios enlaces. Y por supuesto, sigue atento a Plaguelanders ^^

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