miércoles, 18 de agosto de 2010

Sangre y tortura


Estoy sentada en el suelo, la sensación de impotencia ardiéndome en el pecho. Ha estado ahí desde que empezó todo este desastre, la falta de control sobre los acontecimientos, sobre lo que me ocurría, sobre mi vida... Se hizo más fuerte cuando nos abandonó Isaac y casi creí que me mataría en el Purgatorio, pero ahora me está anulando por completo. La parte de mí que insiste en seguir luchando empieza a ceder ante la que quiere darse por vencida y cada segundo es más difícil resistir. Sería tan fácil dejarme morir...

Alguien habla en la otra habitación. Tardo unos segundos en darme cuenta de que es Lukas, y de que me está hablando a mí. Me cuesta entenderlo al principio. Al final saco unas palabras en claro.
- Sam está aquí. Está muy mal.
- ¿Qué le han hecho? -digo casi a gritos pegada a la pared. Pasan unos segundos antes de que me responda.
- Le han pegado una paliza, Alex -responde Lukas-. Está consciente. Débil.
Me pongo a temblar. Por favor, Sam no...
- Tiene una herida. Sangra mucho -añade Lukas. Respiro profundamente.
- Busca algo para taponar la herida. Tu chaqueta, cualquier cosa, tienes que hacer presión sobre ella.
Unos exasperantes momentos de silencio.
- Ya está. ¿Qué hago ahora?
- Presiona la herida. ¿Cómo respira?
Tarda en responder. Escucho unos murmullos que no entiendo, parece que habla con Sam.
- Le cuesta. Dice que le duele el pecho.
Me acuden a la mente miles de posibilidades. Dolor muscular. El corazón. Una costilla rota, perforando el pulmón. Ninguna ante la que yo pueda hacer algo ahora.


El olor se hace cada vez más intenso, sin duda voy en la dirección correcta, mi corazón se desboca ante el embriagador sabor del miedo, es tan intenso y visceral que lo saboreo en el paladar. Sigo a toda velocidad, callejeando y esquivando escombros, coches calcinados y los espectros de la muerte que abrazan el aire a mi paso deseando sentir mi carne en sus labios, pero no hay tiempo de jugar con ellos, la verdadera diversión esta a unos cuatrocientos metros, puedo estimar que de entre todas las edificaciones, el edificio de oficinas es mi objetivo. Giro unas cuantas calles, salto un par de coches y tras doblar la última esquina encuentro una barricada de cadáveres ante la avenida que lleva justo al edificio al que me dirijo. Me detengo bruscamente, los músculos de las piernas tensados, mi corazón bombeando firme y potente bajo mi pecho... cierro los ojos por un momento explorando la zona con mi olfato, una sonrisa se dibuja en mi rostro, están todos aquí... y al parecer han hecho nuevos amigos, aspiro con fuerza por la nariz, maleantes, piratas o asesinos, casi puedo oler sus negras y pútridas almas.


Creo que es de noche. La poca luz que se colaba por la ventana tapiada ha desaparecido. Hace un rato que no tengo noticias de mis compañeros, lo último que supe es que Sam se había quedado dormido. Al menos Lukas está con él. Se han estado escuchando ruidos en el piso de arriba que me han hecho pensar en Mishel. No sé si sigue en el despacho o la han encerrado también. Ni siquiera sé si sigue con vida. Joder, deben de haberle hecho de todo.
Escucho pasos y voces por el pasillo que me sobresaltan. Son dos, están cerca, hablando entre ellos. Uno suelta una risotada y me estremezco. Están frente a mi puerta.
- ¿No se cabreará el jefe?
- Él ya tiene a la rubia, ¿qué más le da lo que hagamos con la otra?
La puerta comienza a abrirse y todo mi cuerpo se pone alerta, los músculos tensos como cables de acero. Entran.


Me acerco sigilosamente, cubierto por el negro manto de la noche, no es un edificio muy accesible así que no parece haber nadie vigilando. Multitud de cadáveres rodean el edificio formando como un arco a su alrededor, o han repelido algún ataque numeroso o se dedican a hacer prácticas de tiro con los que husmean por aquí, sea como sea, parece que los podridos saben que no es bueno acercar sus traseros a esta zona que ahora parece muy despejada.

Percibo el dolor y el peligro en el piso de arriba, alguien está sufriendo una gran agonía y probablemente no tenga final feliz, ¿Mishel? el olor de sexo y sangre se confunden con el miedo y la excitación, hay al menos tres hombres ahí arriba. Trepo ansioso y hambriento de carne por la farola más próxima al ventanal del segundo piso que despide olores que prometen diversión. Sin duda la fiesta lleva en marcha bastante tiempo, siento como sube ese calor en mi interior, tenso los músculos y salto los ocho metros que me separan de la ventana dispuesto a reventarlo con el hombro...
Vivo la escena muy lentamente, como si todo fuera a cámara lenta aunque en realidad pasan un par de minutos. El cristal explota ante el golpe y siento que las diminutas astillas de cristal me acarician dejando una estela de sangre cuando ruedo por el suelo de la estancia, tres hombres ataviados como moteros de carretera o piratas de ciudad disfrutan de la compañía de Mishel hasta que interrumpo con mi entrada, no les doy tiempo para mucho más, me abalanzo sobre el primero como una bestia terrible, las venas negras marcadas en tensión por todo el cuerpo. Lo levanto del cuello, apenas noto su peso y lo lanzo por la ventana, un segundo con una argolla en la nariz y demasiado ataviado con pulseras de pinchos y cadenas, se abalanza sobre mí navaja en mano, detengo el golpe y le parto el antebrazo empujando con un golpe seco su puño hasta verle el hueso. El tío aulla de dolor mientras sus sucias lágrimas empapan sus ojos, le muerdo en la cara arrancando un trozo de carne mientras miro como el tercer motero se sube los pantalones.
Me abalanzo sobre él sin darle tiempo a abrocharlos y estampo su cráneo contra el suelo, al lado de Mishel, lo hago con tanta violencia y tantas veces que su cara desfigurada queda empapada en un charco de sangre.
Me alimento un poco más del que queda vivo en la estancia, está en sock con un agujero en la cara por el que asoman los dientes ensangrentados y el hueso del antebrazo al aire libre, sacio mi hambre con él hasta matarlo ante la mirada de una atónita Mishel, ni siquiera sé si me ve, al menos lo que queda de ella, sangrando por la entrepierna, la cara y múltiples heridas por la espalda. Oigo ruido por la escalera de la otra punta del pasillo, alguien viene, olfateo el viciado aire de violencia...

Contengo la respiración mientras se acercan a mí, apenas dos siluetas recortadas a la escasa luz que llega del pasillo. Otra vez esa risa.
Cuando uno de ellos me toca, es como si saltara un resorte. Grito, me revuelvo, doy patadas, intento resistirme con todas mis fuerzas. Una patada en el estómago me corta la respiración y acalla mis gritos durante unos momentos. Siento unas manos agarrarme con fuerza de los brazos y del pelo y una tira de cinta adhesiva sobre mis labios. Me sacan de la habitación a rastras y me llevan escaleras arriba. Nos dirigimos al otro extremo del pasillo, justo al otro lado del despacho principal. Los gritos que salen de allí son terribles, me estremezco al pensar en Mishel.
- Menuda fiesta se están dando con la rubia -oigo detrás de mí, seguido de una carcajada. Me empujan al interior de la habitación y caigo al suelo, sobre mi hombro derecho.
- ¡Cierra la puerta, Ron! -grita uno de mis agresores. Escucho un portazo y me vuelvo. Aquí hay más luz y puedo ver que son los mismos cabrones que nos abrieron la puerta. El que tiene el pelo rapado se abalanza sobre mí, tratando de inmovilizarme. Me revuelvo con fuerza y lanzo patadas al aire intentando golpearlo, pero no lo consigo. El corazón me late tan fuerte que creo que voy a sufrir un infarto, la cinta adhesiva sobre la boca me dificulta la respiración y siento que me ahogo. Me coge los brazos con tanta fuerza que sus uñas se clavan en mi piel.
- ¡Maldita sea, Ron, ayúdame!
Me golpea en la cara.
- ¡Estate quieta!
El otro se acerca y nos rodea, se coloca detrás de mí y me aprisiona los brazos contra el suelo. El calvo me desabrocha los pantalones y tira de ellos. Casi me vuelvo loca, pataleo con fuerza, acierto un golpe contra él.
- ¡La muy puta me ha pegado! -grita, golpeándome de nuevo-. ¡Haz que se esté quieta, Ron!
No lo veo venir. El impacto de la bota de Ron contra mi cabeza es brutal. El dolor irradia desde mi sien derecha, expandiéndose por todo el cráneo, una sensación cálida bajando desde el oído al cuello, empapando mi camiseta en una mancha oscura. Me debato en los límites de la inconsciencia, luchando por no desmayarme. El mundo se convierte en un borrón, en unas manos que arañan mi piel al tirar de mi ropa interior, en una sombra que se inclina sobre mí y en un intenso dolor en la entrepierna.

7 comentarios:

  1. ¡Pero que m****a! Me refiero... lo que les está pasando. Para que lo sepáis, a mi me habéis dejado traumatizada :'( - y no quiero decir nada de la foto...

    Demasiada tensión para mi. Y encima ¡os habéis parado!

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  2. Momentos muy duros y traumáticos y que van a marcar la historia de forma profunda desde luego.Parece hacerse patente que para desatar el horror, el sufrimiento y la desesperación no hace falta más que dar rienda suelta a la miserable y cruel naturaleza humana, ayudada por su inteligencia; los pobres zombies no pueden aspirar a alcanzar las hazañas humanas en ese sentido.

    Me hubiera gustado quizá ahondar algo más en el terror, la angustia, la desesperación y la incertidumbre que sufre Sam en el encierro y la espera, y posteriormente... Un ser humano enfrentado a una situación de ese tipo es, a pesar de todo, algo de gran interés. Una gran entrada en cualquier caso. Enhorabuena por el trabajo.

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  3. ¡Cómo os superáis! Merecéis que os paguen...

    Adrenalina y dinamismo, ya se empezaba a ralentizar la evolución de la historia, esas descripciones que se pueden leer a ultravelocidad comprendiéndose, porque es así como ocurren, de lo mejor que he leído. ;)

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  4. Increíble Pao. Superior.

    Sin que se me malinterprete, creo que hacía falta un relato así. Tremendo =)

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  5. Muchas gracias chicos, a todos, saber que hay alguien al otro lado disfrutando del relato es una sensación increíble :)

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  6. Me he quedado sin palabras. Conforme iba avanzando el relato pensaba en mil cosas que podían ocurrir, pero eso de terminar así... Que suspense!! Isaac salva también a Alex!!

    Vanessa_K

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  7. J****r!! Esta es la mejor entrada para mi gusto sin dudarlo. Con lo mal que me caía la pobre Mishel y lo mal que lo estoy he pasado por ella...
    Me gusta que maltrates tanto a los personajes porque los hace más reales.
    Está muy bien que Alex pierda la consciencia mientras sufre la violación, porque así no ahondáis demasiado en unos sentimientos que, llamadme remilgada, pero yo como mujer me dejaría bastante mal cuerpo leer.
    felicidades por esta pedaza de entrada!! Yo compro el libro!!

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