viernes, 21 de agosto de 2009

Lecciones

"¿Estáis bien?" susurró Sam, sin atreverse a levantar la voz todavía. Todos asintieron en silencio. Enseguida, él y Mel se pusieron a reforzar las ventanas y puertas tapiadas, por si a nuestros recientes visitantes se les ocurría volver. Mientras Isaac trataba de tranquilizar a la chica nueva, fui corriendo a buscar un botiquín para curar la herida que tenía en el brazo. Lo encontré, como suponía, en el cuarto de baño. Cuando entré, me quedé helada durante un momento. Todo estaba blanco, limpio. Había toallas, jabón, papel higiénico. Al cerrar la puerta, casi parecía que no estaba viviendo el mismo apocalipsis. Disfruté durante algunos segundos de aquella ilusión de normalidad, aún sabiendo que volver a la realidad sería más duro todavía, luego, descolgué de la pared el armarito con las medicinas y volví junto a los demás. Me arrodillé junto a la chica nueva y le cogí el brazo suavemente. "Me llamo Alexandra, ¿y tú?" dije. "Mishel" respondió. "Voy a limpiarte la herida con antiséptico para que no se infecte", le expliqué, al tiempo que dejaba caer sobre el corte un chorro de líquido transparente. Ella levantó una ceja. "¿Qué eres, enfermera o algo así?" preguntó. "Médico residente en urgencias" respondí, tal vez en un tono demasiado cortante.

Me encontraba disparando en la sala de entrenamiento cuando sentí la mano de la doctora sobre mi hombro. Me quité un auricular para oírla mejor.
-Venía para comprobar los arañazos en tu cara- dijo la doctora mientras me examinaba la mejilla con ojo experto.
-No te preocupes, no es nada, ¿va todo bien por ahí arriba?
-Mishel, la nueva, parece tomarse demasiadas libertades, trata a Mel como si fuera su siervo.
-¿Y Sam?
La doctora sonríe pícara y responde:
- Procura evitarlo, al parecer le dió un buen susto con algo referente a su querida Edurne.

-¿Edurne?
-Su querida hacha, parece que ya la ha bautizado y todo.
Inevitablemente suelto una carcajada, "inconfundible Sam" pienso, mientras levanto el arma, apunto y disparo al maniquí del fondo acertando en el centro de la diana que es su rostro.
-¡¡Buena puntería!!-exclama Alex sorprendida.
-Muchas horas de práctica, ven, te enseñaré.
Me coloco detrás de ella, mientras se pone los cascos y sopesa el arma. Desde atrás corrijo la posición de sus brazos y le indico por donde apuntar.
-Cuidado con el retroceso, las primeras veces te sorprenderá, así que sujétala con fuerza. Aprieta el gatillo...

El retroceso del arma, tal como había dicho Isaac, me sorprende un poco, aunque ya prevenida, mantengo los brazos firmes, siguiendo sus instrucciones. La bala ha pasado rozando el hombro del maniquí, levantando una nubecilla de polvo y astillas. Me vienen a la cabeza las imágenes de... ¿cuándo fue, ayer? Los difíciles momentos en la zanja, cuando disparé al zombie. Parece que hayan pasado meses... Isaac me quita los cascos, sonriendo.
- No está mal para empezar... Aunque creo que para acabar con los cadáveres, hay que darles en la cabeza. ¿Quieres volver a intentarlo?

Asiento y me coloco de nuevo los cascos. Isaac me levanta un poco los brazos, enderezando mi postura. Después de los acontecimientos de los últimos días, esto me parece incluso divertido. Vuelvo a disparar. Esta vez la bala ha impactado en la cabeza del maniquí. ¿De verdad he acertado en el blanco? Isaac se ríe a carcajadas, que me llegan débiles y amortiguadas debido a los auriculares, probablemente a causa de la expresión de absoluto asombro que tengo en este momento.

Hora y media de prácticas de tiro es un buen entrenamiento para empezar, aunque muy cansado.


-¡Buen tiro muchacha!- la voz de Sam retumbó como un trueno desde la puerta de la estancia.


-Habéis tenido una buena idea, el mundo parece haberse vuelto un poco peligroso últimamente, no esta de más que entrenemos nuestras habilidades de combate pero la cena ya está lista y este viejo estómago no deja de rugir.
Una carcajada a tres voces, resonó en la sala de tiro mientras subíamos las escaleras.
Al llegar arriba el sonido lastimero de los muertos volvía a oírse, Sam nos guió hasta una especie de comedor dos pisos más arriba, donde Mel y Mishel habían estado abriendo latas de conserva para la cena.


-Yo he cenado ya, voy abajo a vigilar mientras coméis algo los demás- dijo Mel, mientras cargaba su rifle al hombro y se dirigía a las escaleras.


-Yo voy con él! - dijo rápidamente la nueva saliendo en pos del soldado.
Era bastante hermosa, aunque se la podría calificar de pija, no tendría más de 23 años, y al parecer le gustaban los hombres con uniforme.


-Puedes pasarme ......-Alex se interrumpió al oír un fuerte estrépito. Todos nos miramos durante un segundo antes de que un aviso de Mel desde el piso inferior rompiera el hielo.


-¡Tenemos visita! - dijo Mel mientras otro golpe y el crujir de la madera incrementaban la tensión.

2 comentarios:

  1. ¡Ay madre! ¡Ya están aquí! :S

    ¿Es posible que les quede tiempo para estrechar lazos románticos en esas situaciones? Pues usad protección, que lo que menos necesitamos es cargar con una embarazada por la tierra baldía...

    Fenomenal, como siempre ;)

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  2. Gracias!
    Parece que los zombies no nos van a dejar bajar la guardia... En cuanto a lo de las relaciones... no puedo decirte nada!!

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